Los hombres y el bingo: cómo explicar a nuestro esposo ¡que no queremos que nos acompañe! (sin herir sus sentimientos)
Nuestros esposos pueden ser una compañía ideal para el juego del bingo, siempre y cuando comparta con nosotras nuestras intenciones en el juego. Es decir: si vamos a una sala de bingo para ganar premios, y él también tiene este deseo, entonces puede ser nuestra pareja de juegos especial.
Sin embargo, a veces queremos ir a los eventos, a los torneos del club o de la Iglesia, y queremos disfrutar de unas rondas de bingo a la vez que socializamos con personas nuevas, o bien que nos comentamos los últimos chismes y novedades con nuestras amigas, y la presencia de nuestro esposo comienza a convertirse en todo un obstáculo para ello. Pero, ¿cómo hacer para explicarle todo esto sin herir sus sentimientos?
Pues bien, hay ciertas formas de hacerlo. Todo depende del tipo de relación y de comunicación que exista dentro de la pareja. Hay matrimonios que son perfectamente capaces de enunciar el problema y proponer una solución efectiva sin que los sentimientos se vean involucrados (¡suertudos ellos!), pero en la mayoría de las parejas, este no es precisamente el caso. Entonces, debemos buscar otras formas de hacerle saber a nuestro esposo que ya no deseamos su compañía, sin decir esas mismas palabras.
Podemos por ejemplo, comentarle lo bien que lo pasamos con nuestras amigas, “ya que los hombres no suelen entender estos asuntos”. También podemos jugar un poco más sucio, y al llegar a casa relatarle todos los chismes y novedades aprendidas, hasta saturarlo de información que le será totalmente intrascendente. Luego, le explicamos que eso es lo que queremos del bingo, y el por su cuenta dejará de exponerse a tales trivialidades, que nos atraen con tanta fuerza.
En el caso del juego online, pues es un poco más complicado, ya que probablemente lo jugaremos desde la casa compartida. Una manera de explicarle que queremos jugar en solitario, es decirle que “este juego me permite desenchufarme de la vida real por unos instantes”, y procurar que comprenda que no es que no queremos su compañía, sino que deseamos un momento de soledad y relax.
A fin de cuentas, sólo tú sabrás cómo hablarle a tu esposo, con palabras y tonos que él comprenda, y que no le hagan sentir mal. Pero ten confianza y hazlo, para que a la larga no termines tú también por privarte de esta práctica, o por hacerla sin que sea del 100% de tu agrado.